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Proyecto fotográfico iniciado en 2005, cuyo eje temático retoma el paisaje serrano pictórico-impresionista-cordobés desde la fotografía.
La naturaleza sigue estando allí, pensamos que aun existe.Ya no nos conformamos con un lugar de retiro, un espacio donde poder encontrar una esencia de algo que nos conmueva.La fotografía de Serra busca el límite y lo coacciona invitándolo a retirarse lejos de la esencia que lo generó. En una actitud violenta la certeza se aleja de la búsqueda y lo sensitivo se esfuerza por encajar en su horma. Cuando los estados entran en acción. El cuerpo se dispone a ejercer interacción con el medio natural y el espacio, es allí cuando, la intersección de lo provocado y su resultado estallan. En sus fotografías aparecen, bajo un abanico de acciones espontáneas del cuerpo, que mueve la cámara en el momento del registro, un sinnúmero de espacios de ensoñación. En plenitud el paisaje se acerca y se aleja de su conciencia de ser, para reconstruir, mérito de un delirio sincrónico, activo y modular. La máquina fotográfica se convierte en otra “máquina sensible”. Este no es un lugar, es una identidad. Bajo esta propuesta la naturaleza encuentra en las fotos una posterior identificación, bajo un determinismo ordenado, aunque sin ley de imágenes regidas por una unidad perceptiva de frecuencia Op, de tramas y contra tramas visiblemente geométricas. Estas escenas de un film describen una narrativa de gestos abstractos, de referentes ambivalentes, de marcado perfil pictórico. Donde el experimento ilusionista de los trabajos nos hace pensar en la capacidad de la técnica, la posibilidad de la fotografía en negar su cualidad de realismo y verdad; para adentrarnos en un filo proporcional a la acción del gesto físico que lo provoca.El tiempo es anulado momentáneamente. El tiempo del acto fotográfico se asemeja aquí al gesto de la pintura de acción, donde la importancia de los estados y lo temporal coinciden en idéntico destino.La naturaleza si bien es referente, no es copia de sí misma; cayendo en la arbitrariedad del autor que la presenta como “una mirada que ejecuta” y no como verdad.
José Pizarro
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José Pizarro
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